CUENTO: ¡VIVA LA GENTE¡
NARRADOR: Daniel era un niño que estaba en un colegio cualquiera de un pueblo cualquiera. Él pensaba que las cosas siempre se podían obtener sin ningún esfuerzo si las reclamabas por la fuerza y la violencia. Así que, en el patio del cole, cada vez que algo se le apetecía amenazaba o pegaba al niño o niña que la tuviera, y así se apoderaba de las cosas.
Daniel: ¡Dame esas estampas ya¡.
Niño: ¡Son mías¡ si quieres te regalo una.
Daniel. ¡No¡ las quiero todas o... (Le enseña el puño).
(El niño las cae al suelo y sale corriendo, asustado. Daniel se agacha a recogerlas riéndose).
Daniel :¡ ja ja ja, cobardes, qué fácil es quitar así las cosas.
NARRADOR: Poco a poco, la fama de fanfarrón de Daniel se extendió por todo el colegio, de manera que ningún niño o niña osaba llevarle la contraria. Todos estaban muy asustados con el comportamiento de Daniel, pero también tenían claro, que cada vez se acercarían menos a él.
Y Daniel notó al poco tiempo esta actitud. Se estaba quedando solo. Nadie se acercaba a él. Con nadie podía hablar ni jugar. Con nadie podía trabajar en clase, porque ninguno le quería cerca.
Y se quedó solo del todo.
Un día, entró una compañera nueva llamada Lola en la clase de Daniel. La seño la puso a su lado. Era el único sitio que quedaba libre porque nadie quería estar cerca de Daniel. Lola era muy alegre y simpática, y al momento notó que algo no iba bien.
Lola: Oye ¿Cómo te llamas?
Daniel: Me llamo Daniel.
Lola: ¿Y porqué eres el único que está aquí solo ?.
Daniel. Pues... no lo sé...
Narrador: ¡Ay¡ Daniel, encima mentiroso. Porque él sabía muy bien que se había buscado esa situación con sus actitudes violentas y amenazadoras con los compañeros. Pero no daba su brazo a torcer.
Otros niños: Oye Lola, cuidado con Daniel. No es bueno, nos quita las cosas por la fuerza, nos amenaza, nos insulta.
Lola: ¿Es eso cierto Daniel?.
Narrador. En ese momento Daniel bajó la cabeza, parecía arrepentido y triste.
Daniel: Sí....es verdad.... No he sido bueno. He molestado, insultado y amenazado mucho a mis compañeros. Yo creía que eso era lo mejor, porque así conseguía muchas cosas...
Lola: Pues ya ves,conseguías cosas de malas maneras, pero no amigos, compañeros o gente que te quiera.
Daniel...Ya.
Lola: ¿Sabes qué puedes hacer?.
Daniel: Dime:
Daniel: Pues empieza devolviendo las cosas a tus compañeros, pidiéndoles perdón por lo que hiciste y prometiéndoles que nunca volverá a suceder.
Daniel: Sí....
Lola: Después, cuando vean tu cambio, se irán acercando a ti, y volverán a ser amigos tuyos como siempre.
NARRADOR: Y así sucedió. Pasado algún tiempo, cuando los chicos y chicas de la clase percibieron el cambio en Daniel, se fueron acercando a él. Lola se encargaba de hablar muy bien de él, haciendo un favor muy grande a su amigo. Cuando llegó el día de la Paz, la seño les pidió que hicieran un gran mural con el tema: ¡Viva la gente¡, donde reflejaran la convivencia pacífica de las distintas personas que viven en el mundo, con sus oficios y profesiones diversas. Cuando elaboraron el mural, Daniel quedó maravillado. Comprendió que todas aquellas personas conseguían todo con su trabajo y esfuerzo y no con la fuerza y la violencia. Comprendió que sus amigos y Lola siempre habían tenido razón y se prometió a sí mismo que de ahora en adelante, sería como esas personas del mural, bueno, honrado y trabajador, así tendría siempre buena gente alrededor.
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